Ubicado en una antigua alquería musulmana, este pequeño hotel ha sido reformado siguiendo un estilo que respeta la herencia típica mallorquina del edificio, al mismo tiempo que ofrece el máximo confort para los huéspedes.
La Alqueria Blanca se encuentra en el pintoresco interior de la isla y ofrece un idílico refugio rural. Podrá relajarse en la piscina exterior con baldosas decorativas y en los bonitos y cuidados jardines, donde hay fuentes tradicionales de estilo español y flores autóctonas.