Un lugar entrañable. Con buen gusto. El personal, atento, rápido y muy cómplice. Sin duda repetiremos.

Fue una experiencia exquisita y muy buena elección. Recomiendo las mollejas y las ostras. La decoración,la atención y el cuidado hacía el cliente es de años de luz de muchos lugares de Madrid. Los de Madrid deberían aprender de cómo tratar cada cliente. La camarera nos servía de manera que no se escuchaban los cubiertos cuando los puso sobre la mesa.Muchisima tranquilidad y amabilidad. Trato inmejorable,sin embargo no tardan mucho para traer lo que pedimos,en un ambiente verde y fresco que te haga sentir como en casa.

Fuimos hace un par de semanas un gran grupo de compañeros de trabajo para una despedida. Nos subieron a la planta de arriba y separaron en varias mesas. Los entrantes muy buenos y elaborados, el tataki especialmente rico. Quedamos contentos. La única pega es que hay vecinos en el piso superior y nos llamaron la atención repetidas veces por el tono de voz, es comprensible pero en un grupo de casi 30 personas es de esperar un poco de ruido

Bien servidos y buena cocina. Recomiendo pulpo a la brasa. Se come con cuchara. Reservar mesa!!

Carta no muy extensa pero con unos platos fantásticos. Local acogedor y bonito. Muy buen trato. Para repetir.