La gran estafa para celiacos. Se anuncia como un bar donde pueden venir las personas con intolerancia al gluten a disfrutar de su carta y cuando llegas ¡sorpresa! en la cocina no te quieren preparar los crepés (que por cierto es lo único dulce que te ofrecen para celiacos). Te piden disculpas y con eso y un café llenas tu estómago

El entorno está bien, el servicio un poco caótico y la cocina sin mucha intención. Cuando las mesas se completan, no tienen a bien apuntar orden de cola. (Y te lo hacen saber con desidia y desgana). Así que, tú mismo tienes que estar pendiente de si alguien se levanta y tener suerte de que sea en la zona en la que estás esperando y no en la que están aquellos que acaban de llegar. El crepe con manzana, nuez y miel bastante insulso y la limonada aunque buena de sabor, llega a la mesa entre caliente y templada con un hielo flotando, siendo este el único responsable de ofrecerte una bebida refrescante como prometía ser.

Hace 5 meses escribí una reseña y puse 5 estrellas. El viernes pasado volví por allí con una amiga y me fui desencantada. Pedimos dos batidos y nos los sirvieron sin un posavasos o servilletas ( una se pringa cuando lo toma). El mío aguado por el hielo y sin mucho sabor a nada. La gente apiñada echándonos el humo encima y los nuevos camareros entraban dentro del local y se quitaban la mascarilla. Sólo al acercarse a las mesas se las subían. Quedé mal con mi amiga y después de media vida yendo allí y muchos recuerdos buenos se me están quitando las ganas de volver. Una pena.

La comida no me gustó realmente. La atención del personal es muy buena.

Buen café, zumos naturales muy ricos.