Hotel caro para una piscina descuidada e informalidad por parte del hotel. Piscina llena de avispas muertas flotando. No tienen nevera en la habitación ni siquiera para mantener el agua fría. No funciona la luz del techo, solo tres lámparas de mesa. Nos dijeron que, al día siguiente (domingo), si comíamos en el restaurante del hotel, podríamos salir a las 6 de la tarde y aprovechar las instalaciones. Y a las 12h del domingo nos dicen que no es posible porque ha entrado una reserva de última hora (nos lo dicen a todas las habitaciones, qué casualidad). Podríamos haber aprovechado más el día anterior yendo a comer allí en vez de dejarlo para el día siguiente. Tenía grandes expectativas y ha sido un poco decepción.

Paisaje precioso, tranquilo (menos los domingos por la mañana que se escuchan mucho las motos de los "ruteros" a pesar de estar un poco alejado de la carretera principal), instalaciones cuidadas y bonitas. Yo destacaría negativamente el servicio de restaurante ( en mi caso desayuno) ya que había poco personal, lento, la comida de media- baja calidad... Un punto a favor fue que tenían pan sin gluten. Ese detalle a mejorar, sin perjuicio de que el personal fue encantador.

Hotel con mucho encanto, en un entorno natural perfecto para desconectar. Atención cercana del personal, una mención especial para Benito, un gran profesional. Vicente y Cinta

Ideal por emplazamiento, un buen lugar para olvidarse del mundo. La cabaña no cuenta con TV pero las condiciones en general han sido muy aceptables. El servicio de restauración requiere algo de trabajo ya que, al parecer, había problemas de aprovisionamiento y muchas ofertas de carta no estaban disponibles. La atención del camarero ha salvado la cena.

Tienes que vivirlo para contarlo. El enclave quita el aliento, llegar al sitio a través de esa naturaleza hace una conducción muy amena. Cuando llegas, el lugar supera tus expectativas: cuidado, bonito, con atención al detalle y un personal maravilloso. De los pocos sitios en los que realmente me he sentido en casa. Y ojalá vuelva a casa muchas veces más. Las posibilidades del entorno son casi infinitas y la comida de gran calidad.