Fuimos a desayunar. Tenían un jaleo bien gordo, y aún así el servicio lo supo manejar. Nos atendieron con amabilidad y el desayuno estuvo bien rico. Un poquito caro, eso también. Pero merece la pena.

Cenamos una noche bastante tarde cuando todo el mundo había cerrado la cocina y ellos nos atendieron fabulosamente. Buena atención y muy amables. La comida normal pero buena. Recomendable para algo informal.

Sitio para no volver, buena fachada pero el interior y su atención nefasta. Tardaron en tomarnos nota una barbaridad de tiempo, cuando nos trajeron las 4 raciones que pedimos, una de oreja (escasa y dura, la peor que he comido), una de patés (la mejor ración pero solo es un tipo de paté, pondría otros tipos), una de calamares y careta (raciones sin más). En traernos una botella de agua, tardaron mucho tiempo, no tenían nada de atención hacia las mesas del comedor, tanto la nuestra como las de alrededor. Camareros nada atentos y desagradables, al marcharnos con buena educación, dijimos "adiós" y la camarera morena y con pelo rizado ni contesto, ¡Vaya desagradable, para no volver más!

El lugar está en el centro de la ciudad, bien situado, amplio y con una terraza cerrada en el exterior muy bien preparada. El trato bueno. Sin embargo, creo que la comida es mejorable. Las migas aceitosas (no sé si eran caseras...), Los torreznos no son iguales que otros que hemos probado en la ciudad. Café malo sin gota de espuma. A poco que mejoraran sería un buen lugar.

Es un lugar donde uno se siente como en casa