El enclave del parador y la ciudad de Plasencia ya merecen una visita. Si además de esto añades la amabilidad y la profesionalidad de todos los que trabajan allí, merece aún más la pena quedarse una o varias noches en el parador. Lo único malo a destacar y que tiene difícil solución, ha sido la sonoridad de las habitaciones. Hoy, por ejemplo, la televisión de uno de los huéspedes con un volumen excesivo hasta las 3 de la mañana (la gente se comporta como si estuvieran solos en el mundo), se ha hecho notar, los ruidos de los baños de las contiguas se escuchan a todas horas (y no sólo el correr del agua). Si no fuera por que en las habitaciones estas tú y los demás, el parador tendría dos estrellas más. No apto para gente que ama el silencio.

Es un parador precioso y muy céntrico, el aparcamiento para los huéspedes queda un poco lejos y sería la única pega que le pondría. El hotel está plenamente restaurando. No estuvimos alojados, pero si en la cafetería. Muy acogedor, el patio interior muy tranquilo. En la cafetería suelen tardar en atender, pero a un sitio así no puedes ir con prisas. Los precios de la cafetería son altos, una caña 2.7 €, vermut 4 € y botella de agua de medio litro por 1.8 €.

La atención y el lugar rozan la perfección. Comida muy variada, mezclas de sabores y bien presentada. Amplia gama de postres. Muy buena relación calidad-precio. Muy recomendable.

Ya he estado varias veces y sigue siendo un lujo el alojarse en este parador

Una maravilla..