Trabajo cerca de este bar y frecuentaba ir todos los sábados a almorzar hasta el último día que fui, que por cierto será la última vez. El dueño del restaurante se sonó los mocos en la puerta de la cocina y se metió el dedo en la nariz y después no se lavó las manos y me sirvió el plato tocándome la servilleta. Le dije que no quería ya el bocadillo por lo que había hecho y no lo reconoció aún encima se ofendió y me cobró aún sin habérmelo comido.

Perfecto

Todo lo comido muy bueno y precios asequibles

Un buen lugar para pasar una velada y para degustar los buenos platos que te sirven con exquisita amabilidad]

Me cobraron 10€ de un bocadillo de bacon con una cerveza y un café,eso sí la carne a la brasa