Precioso restaurante muy bien decorado. Exquisita la comida, sobre todo el arroz. Hay que tener cuidado con los pimientos del padrón que pican demasiado. Recomendado. Por buscar alguna pega trajeron la comida demasiado rápido.

Fuimos el martes a cenar, el servicio de diez, a pesar de que estaban desbordados de trabajo. Regresamos el jueves, y cambiaron el turno, un desastre, un camarero dando vuelta sin saber qué hacer, o hacia donde ir, torpeza a la hora de dirigirse a los clientes, nos quisieron cobrar más de la cuenta. En fin, pésimo servicio. Me sorprende el hecho de que difiera tanto un servicio del otro. La comida bastante buena, lo mejor: la tarta de zanahoria

Aunque parece que estás en la misma fábrica de cervezas el Águila (que por cierto está muy rica), el local sorprende por su acogedor interior dominado por mesas altas con cómodas sillas con respaldo. La decoración no nos lleva a engaño pues todo lo bonito que es el local con sus múltiples referencias a la mencionada cerveza, se traslada también a la presentación de sus platos. En cuanto a esto último, los platos, llenos de sabor y nada escasos harán las delicias de cualquier paladar. En cuanto a la relación calidad precio, no está mal, la calidad de los productos, más que decente a unos precios ajustados te hacen abandonar el local sin esa sensación de desasosiego que te acompaña cuando entras en la típica trampa para turistas. Merece la pena andar un poco más, salirse de la plaza y acabar en un sitio como este.

Lo tiene todo para ser un buen local, salvo a la hora de sentarse que es un pelín incomodo si quieres hacer una comida o cena con sobremesa. Tiene terraza exterior. La comida estupenda y muy original. No dejéis de reservar, porque es un local muy solicitado. Trato amable y profesional que hace que te dejes aconsejar a la hora de decidir lo que tomar.

Lugar curioso por la cantidad de raciones de cocina nacional e internacional q puedes tomar. Trato excelente del camarero q nos atendió. La comida muy buena.